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La Ilusión, el motor de mi vida

Luís Galindo lleva por bandera la reilusión, Emilio Duro enarbola el positivismo  y Victor Cupers estableció brillantemente la fórmula del éxito cuyo componente más importante es la actitud.  Es curioso, para hacer referencia a una vida plena o al desarrollo personal, nadie habla de quejicas, victimistas, cabreaos, alterados o impacientes. 
En esta, mi primera entrada en mi recién estrenado blog, quería hacer una referencia a ese concepto tan importante y necesario en la vida en general y en el emprendimiento en particular.
Por ilusión podemos entender un alto nivel de motivación y teniendo en cuenta que esta palabra proviene de la suma de movimiento más acción, no hay mejor gasolina, oxígeno o alimento para nuestro  comportamiento que grandes porciones de este componente tan deficitario en nuestra sociedad.
Son muchos ámbitos en los que solemos desempeñar diversos roles tales como el trabajo, la familia, el ocio, los amigos, la salud, las finanzas, las relaciones de pareja o el desarrollo personal.
¿Alguien puede dudar que hay un solo ámbito en el que no es necesaria la ilusión?  Será difícil que destaquemos en el trabajo o crezcamos personalmente si no creemos en nuestras capacidades, no creo que nuestras relaciones sociales o de pareja sean de calidad si no hay confianza en nosotros mismos o en los demás y muy probablemente no alcanzaremos un ocio o salud satisfactorios si no ponemos el foco de forma apasionada en ello.
No podremos vivir una vida plena, en paz y con felicidad si no lo damos todo en cada momento y actuando en modo positivo o ilusionado como predican los tres grandes mencionados anteriormente.
Tengo dos buenísimas noticias y es que para llevar a cabo esta actitud, es gratis y solo depende de nosotros mismos.  Efectivamente, somos libres para elegir el modo en que podemos vivir, si bien, inconscientemente tendemos al negativismo.  Sigo con las buenas noticias, ya que esta tendencia no es ni más ni menos que una de las dos funciones básicas de nuestro cerebro (junto con el ahorro de energía), es decir, detectar constantemente amenazas para valorar si tenemos que atacar o huir.
Muy bien, una vez que ya hemos tomado consciencia de que ese pesimismo es natural e innato en el ser humano como animal que somos, ¿a qué esperamos para poner de nuestra parte, coger las riendas de nuestra vida y no permitir que el cerebro nos lleve por donde quiera?
Ante una pelea entre el ángel y el demonio que todos llevamos dentro, siempre terminará ganando aquel a quien nosotros más y mejor alimentemos.  No seamos tontos y demos el mejor alimento y bebida a ese ángel que nos hará vibrar en la vida. 

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